Pasar dos horas alejado de la realidad, disfrutando de una superproducción como hace tiempo no se veÃa en Buenos Aires, con humor, música, alegrÃa y mucho talento, es más de lo que uno podrÃa pedir por estos dÃas. Y eso es lo que ofrece “Sugar” en el Lola Membrives.
No era tarea sencilla aggiornar esta historia que transcurre en la Chicago de la Ley Seca en los años 20 y borrar de la memoria de muchos la exitosa puesta con Susana Gimenez, Ricardo DarÃn y Arturo Puig; pero el propio Puig, esta vez como director, con la bendición de Susana y la producción ambiciosa y concreta de más de un millón de dólares de Gustavo Yankelevich, lo lograron.
Para hacerlo se rodearon de los mejores créditos: Alberto NegrÃn se luce en una cantidad de escenografÃas increÃbles que deslumbran al público en cada cuadro y a su lado, Renata Schussheim suma armonÃas de colores y un despliegue de vestuario para el aplauso, todo iluminado con precisión por Mariano DemarÃa.
Y en el eje de la propuesta, las coreografÃas de Gustavo Wons coronan la música en vivo de Gerardo GardelÃn y su orquesta con un brillante ensamble de bailarines de donde emerge la figura de Griselda Siciliani con su deliciosa Sugar Kane.
El trÃo protagónico de Griselda, Nicolás Cabré y Federico D´ElÃa mantiene el ritmo del relato de los dos músicos que escapando de la mafia se travisten para escabullirse dentro de una orquesta de señoritas que viaja a Miami y cada uno en su rol está impecable.
Siciliani no dudó en copiar algún inolvidable gesto de Marilyn Monroe (en la versión cinematográfica de “Una Eva y dos Adanes”) y se muestra segura en su entrega total, bailando, cantando y en su valioso oficio de comediante. Es perfecta en sus tres roles.
Federico D´ElÃa salta con gracia de su delirante Josephine al galán que enamora a Sugar y Nicolás Cabré tiene la oportunidad de quedarse con la sorpresa de muchos descubriendo a un artista del género que se lleva las carcajadas de la sala en más de una oportunidad.
Roberto Catarineu y Gipsy Bonafina muestran sus tacos gastados en escenarios varios y no decepcionan nunca, y está muy bien Rodrigo Pedreira en su Polainas, con muy precisos cuadros de tap masculino.
En este sábado “Sugar” agotó sus dos funciones, casi sin crÃticas y cuando apenas el boca a boca empezaba a funcionar. No es poco.
“Sugar” llegó para quedarse. Recomendarla es casi una obligación.