Eduardo Feinmann debe haber sido uno de los periodistas más invitados en los últimos años a las mesazas de Mirtha Legrand, pero parece que ahora todo cambió.
Tras las últimas opiniones de Mirtha Legrand sobre temas como los recortes al ámbito de la cultura, el cine o la epidemia de dengue, incluyendo el retuiteo presidencial sobre la idea de que termine comprando el cine Gaumont dedicado a las producciones nacionales; parece que apareció el momento del chicaneo.
Feinmann no dudó en denominar con ironía a Mirtha Legrand “líder de la oposición” al decir que el kirchnerismo ahora la toma como emblema.
La grieta parece no tener fin en la Argentina y ante cualquier expresión sobre hechos de actualidad aparece inmediatamente la ubicación de un lado o del otro, sin aceptar críticas. Y por estos tiempos las figuras públicas, sobre todo los actores, son eje de la polémica porque son las carass conocidas para la gente, mucho más, seguramente, que la de los políticos, ministros o legisladores.
En el caso de Mirtha Legrand ella misma ha dicho que le cuesta hablar porque justamente salen a criticarla: “no quiero hablar en contra del Gobierno”, dijo hace dos semanas, “porque toman represalias”.
En este caso, no son represalias, pero son las chicanas de un periodista que la comparó con Cristina Fernandez de Kirchner.