Este será el último fin de semana en que funcione el teatro Tabaris como lo conocemos hasta ahora, un icono de la calle Corrientes donde siguen las funciones de “Como el culo”, que pasará al Multiteatro. Y el responsable del Tabaris, el empresario Carlos Rottemberg, decidió reconvertir el espacio y hará tres salas a nuevo en lugar de que el edificio se convierta en cocheras o en una torre de oficinas. Se llamará “Multiteatro Esmeralda”.
Hablamos con Rottemberg ante esta decisión y su impronta de seguir multiplicando salas teatrales:
P- Inaugurado en 1924, después de 93 años, mañana se cierra definitivamente el Tabaris, ¿qué provoca?
-Saber que será su manera de renacer y darle continuidad teatral segura a futuro. Comenzó como cabaret, después cine de segunda categorÃa llamado Royal, subsuelo de copas, teatro de revistas, sede de Teatro Abierto y hasta iglesia. Ahora terminará esta etapa para definitivamente convertirse en un centro teatral, ya con raÃces firmes para el futuro artÃstico de ese edificio.
P- ¿Desaparece la sala actual?
-En realidad dentro de ese edificio histórico, que vamos a mantener en sus caracterÃsticas generales, poniendo en valor su fachada original, sus palcos, su escenario y camarines, superpondremos otro teatro para 400 espectadores sobre el existente y otro más de esa misma capacidad en su subsuelo. Es una obra que tiene similitud a la que emprendimos en el ex teatro Blanca Podestá, convertido en el actual Multiteatro desde 2001.
P- ¿Por qué se hace?
-Después de 42 años trabajando en esta profesión, ¿qué otra cosa defenderÃa? Siempre sostuve que los edificios teatrales son el puntapié para que luego se desarrolle el hecho artÃstico y trabajen los productores. Las salas sobreviven a las personas o a las empresas. Si hoy hay actores trabajando en tantos escenarios es porque alguien, hace 70, 100 o 120 años, los construyó.
Algunos hacen un teatro para cumplir con la ley que los obliga, pero tienen como verdadero propósito hacer un edificio de oficinas o cocheras. Entiendo que eso es desde lo económico lo aconsejable, pero como teatrista -que me considero antes que empresario– elijo hacer sobre un teatro otro teatro, y debajo del teatro, otro teatro.
Carlos Rottemberg: “en lugar de oficinas o cocheras elijo multiplicar teatros”
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