Desde la tapa de Pronto de este miércoles y en una nota de MatÃas Ayrala, la ex mujer de Jorge Rial, Silvia D´Auro, sostiene que “ya me reencontré con una de mis hijas y fue un abrazo del alma”, supuestamente hablando de Rocio.
D´auro cuenta que “durante este tiempo sufrà mucho y llegué a pesar 45 kilos, por eso necesité sanarme para recuperar mi vida.” Sostiene según “vende” la tapa de la revista que se separó nunca más volvió a enamorarse (seguramente es su verdad, pero en notas de archivo se lee que se habÃa casado en el 2015 con un empresario cordobés, tras un viaje a Aruba).
“Hoy aprendà a soltar, a perdonar y a perdonarme. Y sé que un dÃa voy a rearmar el vÃnculo con mis hijas“, afirma.
]Promocionando su programa radial habÃa dado nota hace unas semanas a Perfil y entonces decÃa:
—¿CambiarÃa algo como madre?
—Yo esperé que mis hijas crecieran para separarme porque mis padres lo hicieron cuando tenÃa ocho años y sufrÃ, no entendà y no quise repetir la historia. Pero pasé de ser la mejor madre, esposa y empresaria a ser la peor de todas. No sé quién es el peor de los dos.
—¿Las extraña?
—Sigo en contacto. Pero paso a paso. Siempre estuve cerca, aunque ellas no supieran.
—¿Las aconseja?
—Cuando hablo y me cuentan qué les dice el padre, si me parece bien lo digo; si no estoy de acuerdo no opino. El tiempo cura todo. Aunque el tiempo de Dios no sea el nuestro.
—¿Qué le parece el novio de Morena?
—No opino de eso. No soy responsable.
—¿Qué opina del by pass gástrico que se hizo?
—No pude opinar. Pero siempre traté de ayudarlas y contenerlas. Fui y soy una mamá feliz. Hoy estoy bien conmigo. Tuve que trabajar mucho, sufrà mucho, pero lo logré y ahora espero poder ayudar a un montón de gente, incluidas ellas y el padre.
—¿En qué lo ayudarÃa?
—Ayer me preguntaban si lo perdonarÃa, si él me lo pidiera. Y yo ya lo perdoné porque a mà no me sirve no hacerlo. Antes me perdoné a mÃ. Y no es una frase hecha, hay que trabajarla. Las cosas que nos pasan son reflejos de nosotros y de nuestros mambos.
—¿Comperten los amigos de entoces?
—No, cambió todo y eso es sano.