InicioACTUALIDADFalleció un gran valor de la dramaturgia argentina: Tito Cossa

Falleció un gran valor de la dramaturgia argentina: Tito Cossa

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De “La Nona” a “Tute Cabrero” y tantos títulos más, Roberto “Tito” Cossa fue un autor de enorme aporte a la cultura nacional y ahora nos toca despedirlo, a sus 89 años.
Así lo hizo Argentores, recordando que “con profundo pesar despedimos al gran dramaturgo argentino Roberto “Tito” Cossa, expresidente y presidente honorario de Argentores y personalidad destacada de la cultura en nuestro país quien falleció esta madrugada. Desde Argentores enviamos nuestras condolencias a su esposa María Elena Armentano, su hijo Mariano Cossa, demás familiares, amigos y colegas en este difícil momento.

La valiosa trayectoria de Cossa




Tito Cossa nació el 30 de noviembre de 1934, en Buenos Aires, justamente el día del teatro nacional. Siendo muy joven, tras la muerte de su padre, encontró en el periodismo una profesión afín a su vocación autoral, una profesión que ejerció por más de cuarenta años. Trabajó en medios como Clarín, La Opinión, El Mundo, El Cronista Comercial y Prensa Latina, la agencia cubana de noticias. Sin embargo, según solía contar, siempre la consideró una actividad muy demandante que le impedía dedicarse a su principal labor, la dramaturgia.
A partir de 1976, con la llegada de la última dictadura, Tito comprendió que había llegado el momento de dedicarse de lleno a su verdadera pasión.
Por aquella época ya había escrito obras como “Nuestro fin de semana” (1964), “Los días de Julián Bisbal” (1966), “La ñata contra el libro” (1966), “La pata de la sota” (1967), “Tute cabrero” (1968) -llevada al cine bajo dirección de Juan José Jusid- y “El avión negro” (1970) (escrita con Germán Rozenmacher, Carlos Somigliana y Ricardo Talesnik).
Pero en 1976, Tito escribió una obra que marcó para siempre su vida y la del teatro argentino: “La Nona”. El éxito de esta pieza que fue dirigida por Carlos Gorostiza y protagonizada por Ulises Dumont, hizo posible que se dedicará desde entonces exclusivamente a la dramaturgia.
Luego llegaron “No hay que llorar” (1979), “El viejo criado” (1979), “Gris de ausencia” (1981), “Tute Cabrero” (1981) -se estrena como obra de teatro-, “Ya nadie recuerda a Frédéric Chopin” (1982), “El viento se los llevó” (1983) -en colaboración con Jacobo Langsner, Eugenio Griffero y Francisco Anania-, “El tío loco” (1974), “De pies y manos” (1984), “Los compadritos” (1985), “Yepeto” (1986), “El Sur y después” (1986) y la lista continúa.
También se destacó como guionista de cine. Adaptó la novela de Osvaldo Soriano “No habrá más penas ni olvido” (Héctor Olivera, 1983); sus obras teatrales “La Nona” (Olivera, 1979) y “Yepeto” (Eduardo Calcagno, 1998) y escribió con Carlos Somigliana el guión de “El Arreglo” (Fernando Ayala, 1982). En 1965 había escrito el guión de “Tute cabrero”, convertido después en obra teatral.
Fue uno de los exponentes de la denominada “Generación del Nuevo Realismo”, senda marcada por Carlos Gorostiza.

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