En este lunes varios colegas se hicieron eco de la supuesta “unión convivencial” que firmarían Mauro Icardi y China Suarez, pero eso no será posible, porque el futbolista no puede hacerse cargo de ninguna relación jurídica en este sentido hasta que no tenga el divorcio que está gestionando en Italia, por el cual se verá con Wanda Nara el próximo 28 de mayo y que tardará un año en resolverse, según se estima.
Lo que Icardi puede, si quiere, es presentarse ante escribano público y favorecer, de algún modo, a su actual pareja; al modo de lo que hizo Martín Redrado con Luli Salazar (acuerdo que nunca respetó, pero ese es otro tema).
Si Icardi quiere puede firmar ante escribano por ejemplo, si se separan con China, que ella y sus hijos sigan viviendo por uno o más años en “la casa de los sueños” o donarle una casa o cederle otros beneficios económicos, lo que también demostraría que la relación entre ellos tiene algún sesgo en este sentido.
Icardi y China pueden firmar situaciones “de hecho” pero no “de derecho” porque la ley italiana tiene todavía en vigencia el adulterio y por eso él no puede reconocerla como su mujer en ninguna relación jurídica que implique derechos.
Icardi se quedaría en Europa para presentarse el 28 en Milan y Wanda viajará desde Argentina con Flor, su mano derecha y otras dos amigas, para instalarse por pocos días en su departamento de la ciudad italiana hasta el momento de la audiencia de divorcio.
Mientras tanto sigue en la Justicia argentina el tema de la revinculación entre el futbolista y sus hijas, que habrá que ver cómo se resuelve cuando sus abogadas amenazan con la restitución internacional al ser italianas.