InicioPERSONAJESClaudio García Satur, a sus 87, agotó entradas para su regreso

Claudio García Satur, a sus 87, agotó entradas para su regreso

Su hija, Celeste García Satur, informó que su papá, el icónico Rolando Rivas, volvería a presentarse en un escenario el 8 de abril.
Y ahora, Carlos Rottemberg, quien ofreció uno de sus espacios del Multiteatro para el encuentro con el público, adelantó que cambiarán a una sala más grande ante la demanda de entradas por el interés que despertó esta propuesta de escuchar y ver a Claudio García Satur, íntegro a sus 87 años.

 

Gustavo LLadós, de La Nación, habló con García Satur y reveló como será su espectáculo.

-¿Podríamos definir la presentación que hará en el Multiteatro como un espectáculo?
-No, porque un espectáculo es algo que impresiona y yo ya no impresiono a nadie. Nunca impresioné a nadie
-¿No?
-Lo que tenía era juventud y osadía. También en El Rolo y yo voy a ser osado.
-¿Sobre qué hablará?
-Sobre mi barrio, mi pieza, mis viejos; de por qué el “Rolo” existió.
-¿Por qué existió?
-Porque había grandes libros, pero también un actor detrás; por eso voy a contar quién era yo antes de Rolando Rivas.




El Senado Nacional lo reconoció como una de las figuras destacadas e influyentes de la cultura popular argentina
El Senado Nacional lo reconoció como una de las figuras destacadas e influyentes de la cultura popular argentinaGerardo Viercovich

-¿Por qué le dijo que sí a Rolando Rivas, taxista?
-No tenía ni idea qué iba a escribir Alberto (Migré) hasta que me dio el primer libreto. Lo extraño mucho, era un hombre inteligente, muy culto, abierto y un autor de put… madre. Tenía el conocimiento del varón y de la mujer, de la clase media y de las mesas de lujo.
-Alguna vez, usted comentó que Alberto Migré llegaba a describir en sus didascalias los detalles de la vereda de la casa de los personajes como un modo de contextualizar exhaustivamente.
-Te contaba qué sentían los personajes. Podía decirte, “la pérdida de su compañera ha sido la pérdida de la ilusión de su vida”. Y eso te hacía entender que no se trataba de una mina más. Era un poeta.
-Vuelvo a lo de antes, ¿cuál fue su reacción cuando leyó el primer episodio de Rolando Rivas, taxista?
-”La put… madre, tengo que aprenderme siete páginas de monólogo”.
-Un reacción lógica, pero incompleta.
-Me maravilló lo que había escrito, pero, además, me estaba dando una gran oportunidad. Ya había trabajado con Narciso Ibáñez Menta y tenido un protagónico con él, venía de hacer cuatro años Los Campanelli, con la seguridad de saber que tenía un sueldo todos los meses para poder vivir, y ya me había sentado en la mesa de Mirtha (Legrand) en el año 1969, tres años antes de Rolando Rivas.

 




TEATRO
PERSONAJES

LAS MAS VISTAS