Más de seis meses internado no bastaron para que la familia de Jorge Lanata pudiera recomponer relaciones. Más bien todo lo contrario.
Bárbara Lanata, de 34 años, la hija mayor del periodista, escritor y conductor, dejó en claro que todo sigue igual, salvando que la Justicia puso un curador para manejar todos los aspectos económicos de la familia y que ella puede compartir decisiones vinculadas a la salud de su padre junto a su mujer, Elba Marcovecchio.
Bárbara habló con La Nación y dejó en claro varios aspectos de la situación hoy en día.
–La Justicia también te dio ese lugar, dándote la potestad de participar en las decisiones sobre la salud de tu papá. Vos, tu mamá, Sarah Stewart Brown y Lola armaron un equipo. –Cada una tiene un rol en la familia. Obviamente que Lola tiene más licencias porque es chiquita, pero somos las cuatro un equipo.
–Fue muy intensa la interna familiar y ahora pareciera estar todo más tranquilo… –No podemos hablar de nada por un tema de multa. No podría contarte bien el tema judicial. Internamente no se calmó; que no se filtren cosas es otro tema. Sí es verdad que al fallar la Justicia a nuestro favor en un montón de cosas ella [Elba] ya está más acorralada. Ya no puede hacer ciertas cosas porque ahora yo puedo decidir al mismo nivel. Hay un administrador. Tiene ciertas limitaciones. Eso organizó y calmó un poco la situación.
–¿Se hablan?
–Si hablamos es para quilombo. Si se cruza en el hospital con mi hermana no la saluda, cosas así.
–Desde el día uno ella pidió no cruzarnos.
–¿Las rispideces con Elba Marcovecchio empezaron con la internación o estuvieron desde siempre?
–A mí desde el vamos no me cerró. Fui la primera en sentir algo raro y después con los meses, después del casamiento, empezó a tener actitudes que hicieron que mi hermana y Kiwi [Sarah Stewart Brown] tampoco se llevaran. Ella te va a decir que con Lola sí se llevaba. La verdad es que Lola tuvo más relación porque la mitad de la semana convivía con mi papá, pero no es que le caía bien. Se iban de vacaciones a Uruguay pero, no sé, por ejemplo, mi hermana no fue a París en las vacaciones que fueron con los nenes de Elba porque no quiso. O se quiso volver antes de Uruguay porque no estaba cómoda. La situación empezó mucho antes de la internación.
–Había una cuestión de piel más allá de una cuestión económica…
–En mi caso fue algo intuitivo y después hubo hechos que hicieron que todos fueran cambiando de opinión de a poco. No es que no hizo nada y que de repente a todos les cayó mal, hubo situaciones que generó ella que hicieron que todos fueran cambiando de opinión.Hace más de seis meses que Lanata está internado: durante ese tiempo el periodista atravesó diversas intervenciones, traslados y una serie de rehabilitaciones fallidas
–¿Tu papá es muy desapegado con el dinero?
–No le importa la plata. Es muy desprolijo, muy desorganizado. Siempre fue un despelote con su vida. Nunca fue de ahorrar, siempre compró de más y le dio todo a todo el mundo. La gente iba y le decía: “¡Qué lindo reloj!” y él se los daba. Me parece perfecto pero en algún momento tenés que ser organizado. Él nunca pensó en las consecuencias de nada. No pensaba en qué pasaba si seguía fumando, qué pasaba si se casaba, si gastaba de más…
–¿Qué sentiste cuando te dijo que se iba a casar con Elba Marcovecchio?
–Yo estuve por no ir al casamiento. De hecho fui a último momento, llegué tarde, fui dos horas, pasé a saludar y me fui. Terminé en la mesa principal porque no tenía un lugar asignado. Se casaron porque ella quería, pero fue un tema.