La Embajadora de UNICEF estuvo presente en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) para la presentación en la provincia del estudio cualitativo “La situación de la pobreza en barrios populares”.
En este marco, Natalia Oreiro se reunió con las vecinas del barrio para conocer y conversar sobre el trabajo que realizan en los comedores y merenderos, los espacios de apoyo escolar y cuidado infantil, así como la respuesta y contención a casos de violencia hacia las mujeres.
Durante la tarde, Oreiro formó parte de un panel coordinado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos, donde participaron Claudia La “Negra” Albornoz, referenta de La Poderosa, Sergio Sánchez, consultor de UNICEF, Manuel Cavia, docente investigador de UNER, y Diego Mora, referente del Observatorio Villero, bajo la moderación de Nelson Santacruz, de La Poderosa.
Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de Sebastián Pérez, Decano (UNER), seguido por la Representante de UNICEF Argentina, Luisa Brumana, quien, previo a la presentación del estudio cualitativo realizado junto con La Poderosa, destacó que los datos de pobreza no son sólo números, sino personas e historias de vida. Explicó que es relevante realizar investigaciones desde diferentes perspectivas, como complemento a las estadísticas, para mostrar en primera persona las experiencias de quienes viven y habitan los barrios populares del país y qué significa vivir en contextos de vulneración de derechos.
Allí, Natalia Calisti, Especialista en Comunicación de UNICEF, presentó el documental sobre la situación de pobreza en los barrios populares, los hallazgos del estudio que visibiliza las experiencias cotidianas y las historias de vida de las mujeres.
También se inauguró una muestra fotográfica en la UNER de La Poderosa sobre comedores comunitarios.
Principales resultados del estudio sobre la situación en barrios populares
El estudio muestra que la situación de la pobreza en barrios populares se caracteriza por su persistencia, su reproducción en el tiempo y que está asociada a la falta de acceso a derechos y servicios básicos fundamentales como las condiciones de la vivienda, el hábitat, salud, educación.
Los testimonios recogidos en el estudio dan cuenta de procesos de múltiples sufrimientos, estigmatización y culpabilización en edades tempranas que se cristalizan como momentos críticos que quedan impregnados en las trayectorias de vida. En este contexto -sostiene la publicación- el trabajo comunitario y redes barriales ocupan un lugar crucial, que en ocasiones logran reformular sentidos y salvar vidas.
Se trata de redes sostenidas principalmente por mujeres que afrontan una triple jornada laboral: trabajo en el mercado, trabajo no remunerado en los hogares y trabajo comunitario. Estas mujeres, que con su trabajo sostienen los comedores y merenderos, los espacios de apoyo escolar, educación y cuidado infantil, cuidado de la salud, de atención de violencia hacia las mujeres y diversidades, no son la mayoría de las veces reconocidas ni remuneradas.
Mujeres que realizan un trabajo comunitario y que hoy se movilizan por mejores condiciones laborales e infraestructura para llevar adelante sus trabajos y, reconocimiento económico y social por parte del Estado y del conjunto social.