Poco a poco se van viendo los hilos del relato entre aquella primera temporada de ATAV y sus descendientes, nietos y sobrinos nietos de los protagonistas de la historia original.
Ana López Moretti (Justina Bustos, la nieta de La Polaca) será el objeto de deseo del productor de un teatro de revistas (Juan Gil Navarro, Horacio Hills, sobrino nieto de Trauman, que en los 40 tenÃa un cabaret, porque lo que se hereda, no se hurta).
Y de España volverán el hijo (Rafa Ferro) y el nieto (Toni Gelabert) de los personajes que hicieran Albert Baró y Delfina Chaves, para engarzar la busqueda de desaparecidos en la dictadura (Julieta Diaz); una nieta apropiada, las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo (Virginia Lago) y los tiempos del SIDA.
En la ficción creada y producida por Adrián Suar y escrita por Lily Ann Martin y Claudio Lacelli se vio ya al villano, interpretado por Federico D´ElÃa, eje de una familia disfuncional, en un mundo de prejuicios y pareceres.
LLegarán poco a poco las historias de amor, los conflictos entre los personajes y una continuidad que por lo que ya se vio, logró una fantástica reconstrucción de época, con cuidados en el vestuario y en el lenguaje.
Habrá violencia de género, mucho machismo en la revista porteña, discriminación para los enfermos de la entonces llamada “peste rosa” y una foto secuencia de una Argentina que caminaba los dificiles comienzos de una democracia.
En su primera entrega, ATAV2 tocó picos de 10.5 puntos para una telenovela en la que vale la pena engarcharse,