InicioACTUALIDADReapareció Luisina Brando: "mi relación con Carlín Calvo me encantaba"

Reapareció Luisina Brando: “mi relación con Carlín Calvo me encantaba”

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Su imagen es de algunos años atrás, en el 2014, cuando Luisina Brando participó de un ciclo de Santiago Loza para la TV Publica que se estará reestrenando, “Doce casas” y el mérito de volver a saber de ella es de Gustavo Lladós, un colega que logró que el hijo de la recordada actriz, Federico Jusid (con el director Juan José Jusid), músico exitoso en Hollywood, le diera su teléfono.
Así surgió este reportaje publicado en La Nación por el que hoy sabemos que Luisina confiesa que “no soy Greta Garbo, no abandoné la profesión, lo único que hice fue irme a vivir acá hace 22 años”.
Acá es lejos, en la provincia de Buenos Aires, junto a la naturaleza y a su pareja; donde no tuvo problema en recordar sus enormes sucesos en tv, teatro y cine, de “Señora de nadie” (1982, dirigida por María Luisa Bemberg) a “De eso no se habla” (1993, Bemberg) o “Boquitas Pintadas” (1974, Torre Nilson).
Luisina habló de los directores, de sus trabajos, de compartir set nada menos que con el genial Marcello Mastroianni, y aceptó recordar a sus grandes amores, como Carlos Andrés Calvo, un romance que revolucionó el ambiente artístico cuando ella sólo le llevaba siete años.
-Hablemos de hombres, Luisina. ¿Fuiste una mujer muy amada?

-Gracias a Dios, sí. ¿En la proporción que yo lo anhelaba? Absolutamente y no me hagas entrar en detalles porque soy una señora de las de antes. A pesar de haber salido desnuda en muchas producciones… [risas].
-En su momento fue muy comentada tu relación con Carlos Andrés Calvo. De alguna manera fuiste la precursora en romances con hombres más jóvenes, ¿te molestaban los comentarios?
-La precursora fue Susana con Darín; luego Silvia Montanari con Grandinetti y más tarde, bueno… yo. Los comentarios no me molestaron para nada. Es más, me encantaban, me hacían sentir más joven, yo sentía que eso estaba bárbaro. Además no había tanta diferencia, sólo le llevaba siete años a Carlín y no fue una relación pasajera, fue larga, de cinco años.
-¿Qué recuerdos tenés de la relación?
-Fue algo muy lindo, una relación muy divertida con un tipo muy gracioso, muy pueblo. Yo venía con toda una cuestión de prestigio por las películas de María Luisa Bemberg y de golpe, cuando salíamos del teatro (donde protagonizábamos Chúmbale ), la gente se le tiraba encima a él y yo quedaba atrás… no es que el público no me quisiera, pero las mujeres se volvían locas por él. Como actriz no me gustaba que no hiciesen lo mismo conmigo, me daba un poco de celos la situación, pero por otro lado estar participando de semejante fenómeno me parecía genial. Me cuesta un poco hablar de mi relación porque somos lo suficientemente antiguos como para escondernos, no nos hacemos los modernos, somos dos personas mayores que nos da placer confiar en el otro.
-Hablando de tu historia de amor actual, de Jorge Anelli, ¿hace cuántos años que convivís con él?
-Nuestra historia de amor ya lleva 22 años. Nos conocimos en Sadaic (donde él era gerente general) y es la relación más duradera de mi vida. Me cuesta un poco hablar de la relación porque los dos somos lo suficientemente antiguos como para escondernos detrás de un abanico. No nos hacemos los modernos, somos dos personas mayores que nos da placer confiar en el otro y matarnos de risa. Yo esperaba una relación así, la anhelaba.
-¿Qué es lo que te atrapó en un principio?
-Y… que era lindo [risas]. Sí, es un señor lindo. Yo lo veía tan pulido, tan brillante, que pensaba “este debe tener una mina que lo cuida”, pero resultó que no, que había tenido muchas minas que lo cuidaban pero justo en ese momento no había ninguna. Como que me estaba esperando.
-¿Cuál es la clave para estar tanto tiempo juntos?
-Los años enseñan a relajarse, a pensar, a sentirte cómoda con el otro. Hoy sé que mi espalda está cuidada, Jorge es un señor que me mantiene absolutamente, si no lo tuviera a él no tendría cómo vivir. ¿Y sabés qué es lo más importante? Que lo admiro porque es un tipo que ha atravesado muchísimas situaciones difíciles y sin embargo es de una honorabilidad infrecuente. Lo veo como a una estatua. Hoy me enamora estar al lado de un hombre que admiro. Parafraseando el título de la película de María Luisa Bemberg, hoy me siento “señora de alguien” y esto me llena de orgullo.

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