“No nos callamos más” dijo Laura Azcurra sobre el escenario del Multiteatro y agradeció a Carlos Rottemberg la sala desde donde se hizo la conferencia del colectivo de mujeres y anticipó que leerÃan un texto.
“Actrices Argentinas” surgió al calor de la lucha por el aborto legal, y allà empezamos a hacer asambleas sistemáticas donde comenzamos a escucharnos y debatirnos” dijo Melania, una actriz que informó cómo surgió esta movida de trabajadoras de la cultura y el arte y se vio sobre el escenario a Julieta Ortega, Cecilia Roth, Julieta Cardinali, Marina Gleizer, Lali Espósito, Griselda Siciliani, Anabel Cherubito, Leticia Bredice, Alejandra Flechner, Dolores Fonzi, Josefina Scaglione, Jazmin Stuart, Muriel Santa Ana, Mirta Busnelli, Silvina Acosta, entre muchas.
Anunciaron que la conferencia se desarrollarÃa en tres momentos: el primero fue leer un comunicado, el segundo ver un video y el tercero responder preguntas.
Asà leyó Griselda Siciliani la denuncia que la actriz Thelma Fardin hizo en Nicaragua contra Juan Darthes. “El tiempo de impunidad para los abusadores debe terminar”, fue una frase del comunicado escrito por el colectivo de actrices.
La violación habrÃa sido un hecho en la gira de “Patito feo” en el 2009 por parte de Darthés contra Thelma Fardin, integrante del elenco infantil de la comedia, cuando ella tenÃa 16 años.
Pidieron “justicia para nuestra compañera, esto recien empieza.”
El video de Thelma Fardin es terrible: la actriz contó como “yo seguÃa diciendo que no” cuando el actor la violó en una habitación de un hotel en Nicaragua. “El era el único actor adulto de la gira, tenÃa 45 años”.
Como la frase de Darthes antes de violarla fue “mirá cómo me ponés”, el slogan del video fue “mirá cómo nos ponemos”.
La prensa le preguntó a Thelma quien era el que golpeó la puerta de la habitación y aclaró que era alguien del personal del hotel que traÃa una tarjeta y allà ella pudo escaparse. “También en ese momento hablé con dos compañeras que entonces tenÃan 17 años y esas dos compañeras están en el video y a partir de eso fue muy dificil procesar el tema”, contó Fardin (una de ellas es Eva de Dominici).
“No sólo Calu (Rivero), sino Anita Coacci y Nati Juncos lo denunciaron y los medios no visibilizaron esas denuncias. Yo estaba viviendo afuera y al verlas sentà que tenÃa que contarlo”.
“Thelma contó que asentó la denuncia en la fiscalÃa de género en Nicaragua la semana pasada y que espera que la justicia argentina trabaje en conjunto con la de ese paÃs, los hechos especÃficos están declarados donde tenÃan que ser declarados”
“Para mà fue muy difÃcil todo este camino, porque si hay algo que me pasó a mà en particular fue que tenÃa un rol fundamental y servÃa para que muchas personas se animen a hablar. Pido que estén a la altura”, dijo la actriz hoy de 26 años.
El Código Penal de Nicaragua castiga con penas de hasta 20 años de cárcel el delito de violación. La causa contra Darthes no prescribe.
— Vía Szeta (@mauroszeta) December 11, 2018
“Mira como me pones –me dice – Y me hace que lo toque. Â Yo le digo que no, le digo que no. El sigue”.
No. No. No. Ella lo repitió. No. No. No. Ella tenÃa 16 años. Y denunció que el actor Juan Darthes, de 54 años, se abalanzó sobre su cuerpo, en un hotel en Nicaragua, en el último dÃa de la gira latinoamericana de la serie infanto juvenil “Patito Feo” que se emitió en Canal 13. Y ahora, nueve años después, en consonancia con un grito colectivo que va desde Ni Una Menos al repudio por el fallo machista en la muerte de LucÃa Pérez, logró ir a Managua y ser escuchada ante la justicia.
El 8 de diciembre la Embajada argentina en Managua certificó la denuncia de la actriz Thelma Fardin ante el Ministerio Público de Nicaragua realizada el 4 de diciembre. Se remitió una copia al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Argentina que es mucho más que un documento burocrático. Es un sÃmbolo de la sororidad y la decisión de no callar más de una actriz y de un colectivo feminista que une lazos en Argentina y Latinoamérica y que busca desbloquear de la mutilación del silencio a las vÃctimas. Pero, además, reflejar que los modos de producción de la televisión no pueden seguir mirando a otro canal cuando son protagonizadas y miradas por niñas, niños y adolescentes.
Thelma tiene ahora 26 años e ingresó al elenco de “Patito Feo” cuando tenÃa 14 años. Trabajo desde el verano del 2007 hasta mayo del 2009 en el papel de Josefina. Allà se produjo una situación que logró, con el apoyo de organizaciones feministas, de derechos humanos y de la colectiva Actrices Argentinas, denunciar en la justicia de Nicaragua. El silencio no se rompe solo, sino con un movimiento feminista que alza la voz. Por eso, el relato no se vuelve fragmento, sino parte de un rompecabezas de las formas de ejercer y mostrar la impunidad del machismo, en medio de un éxito que volvió a una de sus protagonistas vulnerable y expuesta ante el encierro del castillo neomedieval del fervor del marketing teenager y que ahora busca cambiar, junto con la revolución de las hijas, para que la historia no se repita.
En ese contexto, Thelma Fardin le cuenta a Página/12 un relato valiente, desgarrador y concreto del machismo que la televisión no quiere ver y que permitió hasta ahora: “En el final de la gira de Patito Feo, en Nicaragua, llegamos del estadio y el hotel estaba colapsado. Yo sacaba fotos para mostrarle a mi mamá. Bajamos de la camioneta y a una compañera la arañaron y a otra le arrancaron una parte de la ropa. Nos llevaron al fondo, al sector de la piscina y lo cerraron, porque incluso habÃa gente que pagaba para llegar al elenco. Nos dicen que de ninguna manera podÃamos ir al lobby porque estaba estallado. No es que estábamos con una comitiva que nos protegÃa. Para irme a mi habitación subo por las escaleras de servicio. Atrás mÃo viene este hombre. Lo recuerdo patente. Ya era de noche porque en Nicaragua a las seis de la tarde no hay sol. Yo dormÃa sola en la habitación. Y este tipo estaba enfrente mÃo en la habitación y tenÃamos que bajar a comer y cortar un pastel porque era el cumpleaños de una compañera. Cuando quiero entrar a mi cuarto la tarjeta estaba desmagnetizada. Yo venÃa de la pileta y estaba con un shorcito básico, un vestidito arriba y la toalla. Él me dijo: “No podes bajar a la recepción. ¿Por qué no llamas desde mi habitación y que te suban una tarjeta?”. Yo estoy haciendo esa llamada y me empieza a besar el cuello desde atrás. Me quede completamente paralizada. Incluso hoy si estoy haciendo una llamada y me empiezan a hacer eso me parece desubicado. En ese momento me desconcertó por completo. El me agarra la mano, me da vuelta, me hace que lo toque, me muestra que estaba erecto y me dice: -Mira como me pones”.Â
-Es la misma frase que dijo en otras oportunidades a otras mujeres… ¿Por eso te impacto cuando leÃste testimonios de otras vÃctimas?
-SÃ, es un modus operandi. Hasta hace poco tiempo yo pensaba que era responsabilidad mÃa. Ahora que soy una mujer me doy cuenta que era una criatura. Los adultos deben ser los que deben preservar a las menores. Yo veo las fotos mÃas de esa época y me da ternura.
-Por supuesto que no es tu responsabilidad. ¿Pero el trabajo y la hiper sexualización de la tira te daban a entender que eras una mujer cuando todavÃa eras adolescentes?
-Hasta que no fui una mujer no me di cuenta. Hasta hace poco me definÃa como una mujer en construcción. Cuando me di cuenta que ya soy una mujer me di cuenta que era una nena en ese momento y se me produjo este quiebre. Ni siquiera sabÃa lo que era la seducción. Y tengo el mismo cuerpo desde que me bajo la menstruación a los 12 años. No tenÃa conciencia del cuerpo, pero estaba acostumbrada a verme maquillada para trabajar. Me costo mucho entender que habÃa nenas que querÃan ser como yo por la fama de “Patito Feo” mientras que yo no tenÃa ni idea de quien querÃa ser.
-¿En medio de esa situación de una adolescencia cruzada por el trabajo, la popularidad, la hiper sexualización un adulto arremete con una conducta totalmente invasiva sobre tu intimidad?
-Se produce una situación de aprovechamiento. El me tira en la cama. Me corre el short. Me practica sexo oral. Yo le digo que no, le digo que no y su nombre. El sigue y me toca. Me mete los dedos. Y en ese momento le digo “Tus hijos tienen mi edad”. Después descubro que es algo muy propio de las vÃctimas pensar en lo que el victimario no piensa. Y pensar que no puede estar pasando. Yo le seguÃa diciendo no. Es una frase muy contundente. Y él, sin embargo, se sube arriba mÃo y me penetra. En ese momento tocan la puerta para traerme la tarjeta. Eso logra que el salga de encima mÃo. Yo salgo corriendo a la puerta. Él me dice que no me vaya. Yo me meto en mi habitación a bañarme un rato largo. No entendÃa. Era una nena. SalÃa completamente de lo que podÃa manejar. Yo tuve que googlear cuantos años tenÃa en ese momento (45 años) porque para mà era un señor. Fin. PodÃa ser mi papá. Ni sabÃa cuántos años tenÃa.
-¿Cómo siguió la situación?
-Baje a cenar y él me miraba. Yo no soportaba la mirada que me generaba mucha opresión. Enseguida empieza a llamarme por teléfono y me decÃa “Venà a mi habitación”. Yo le decÃa que no de ninguna manera y cortaba. “Me decÃa por favor, venÔ. Y “Si no queres venir paseate por el pasillo”, “Decime que tenes puesto”.  Yo colgué el teléfono a pesar que siempre me despertaba con el teléfono como despertador para asegurarme de no quedarme dormida. Me quede casi despierta toda la noche. Baje al lobby a la mañana y este tipo, que era el único adulto entre los actores, habÃa otra gente pero de técnica, que a veces no estaban en el mismo lugar. Él decÃa “Yo era un pibe más”. Y ese es el problema. No era un pibe más, era un señor. Pero le dice a dos chicos “No pude dormir, estuve toda la noche al palo”. Y me mira como con una complicidad que no existÃa.
-¿Hubo presión laboral?
-Estaba con la valija y él se me acerca y me dice: “A vos nunca te va a faltar trabajo”. Si yo accedÃa él me iba a garantizar trabajo y mi trabajo iba a estar supeditado a mis servicios sexuales y no a mi talento.
-¿Cuáles fueron los efectos de esa situación?
-A los dos meses me empezó a cosquillear toda la cara y no podÃa parar de llorar y llorar. Mi mamá me llevo a una guardia porque estaba muy asustada. En la guardia me reconocen y me dicen “No, esta chica está muy estressada por todo lo que vivió”. Ellos se referÃan al éxito y yo estuve como dos meses tirada en el sillón de mi casa viendo pelÃculas, me deje, me abandoné, con jogging y remera, no me gustaba mi cuerpo. Yo rendÃa libre y no iba todos los dÃas al colegio. Pero nos quedamos con ese diagnostico.
-¿Cuándo pudiste contarlo en lo privado y en lo público?
-Cuando Calu Rivero habla en los medios sobre su experiencia laboral una amiga la desestima en una charla y yo digo “Tuve una experiencia de mierda”. Hace dos meses le puse palabras. Y es muy desesperante no poder hablar porque él me puede atacar. Pero hay que entender, por sobre todo, que las vÃctimas tardamos un largo proceso en poder hablar. Y que hace diez años se estaban cortando polleras en la televisión. Ojalá que esa cosificación cambie